Catástrofes de la Naturaleza.
En la festividad de los Santos de 1755, un terremoto, seguido de un maremoto, acabaron con el 85% de los edificios de Lisboa arrasando palacios, teatros, iglesias y bibliotecas.
También afectó a Ayamonte, Conil y la costa atlántica, con daños en las murallas de Cádiz o la Giralda de Sevilla.
En Madrid cayó una cruz de una fachada y en Canarias se retiró el mar dejando al descubierto las dunas de Maspalomas.
El rey portugués José I huyó hacia Ajuda donde vivió varios años en un campamento dejando la tragedia en manos de José de Carvalho e Melo, Marqués de Pombal, que asumió la tarea de organizar y reconstruir la ciudad.
Los filósofos de la Ilustración destacaron que aquella desgracia fue un desastre natural que reflejaba la fragilidad humana ante la naturaleza y como decía Voltaire: "No vivimos en el mejor de los mundos posibles".
Buen viernes para todos.
(Grabado Museo Municipal de Lisboa, cuadro de João Glama siglo XVIII)
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