Horarios.
Ayer pensaba en la casi uniformidad en las horas de comidas y cenas en el interior de Portugal.
En las grandes ciudades la iluminación pública no llegó hasta finales del S. XVII y modificó comportamientos sociales, además del ritmo de la actividad laboral.
Al atardecer se cerraban las puertas de las ciudades y los aldeanos volvían al campo, mientras aún había luz para andar por los caminos. Se interrumpían las comunicaciones sociales y los flujos económicos entre el campo y la urbe.
Era habitual acostarse a las ocho y despertar con el amanecer.
Buen lunes para todos y recuerdo lo que escribió Cervantes:
"Cumplió don Quijote con la naturaleza durmiendo el primer sueño, sin dar lugar al segundo; bien al revés de Sancho, que nunca tuvo segundo, porque le duraba el sueño desde la noche hasta la mañana"
(Fotos "Vendimia Pinhao", "Atardecer" M.Blasco)
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