Hoy quiero recordar a algunas mujeres carbonarias que, iniciadas en la masonería, supieron honrar el mandil que llevaban con más orgullo que muchos hombres. Entre ellas Marie Desraimes, Annie Bessant o Anita Garibaldi.
Anita Garibaldi era hija de unos emigrantes de las Azores, participó al lado de su primer marido en la Guerra de los Farrapos de Brasil. En 1837 conoció a Giuseppe Garibaldi, que luchaba con los combatientes republicanos del sur del país contra las fuerzas imperiales. A pesar de la diferencia de edad, la joven Anita, apasionada por el carbonario Garibaldi, asumió sus ideales revolucionarios.
La Carbonaria era una sociedad secreta derivada de la Masonería, nacida en el siglo XVIII en Inglaterra, que comenzó su actividad en el XIX en Nápoles, en plena Restauración italiana, reuniendo a liberales, antiguos militares del ejército napoleónico, intelectuales, burgueses y estudiantes.
Como organización política y popular utilizaba un simbolismo relacionado con los bosques y los trabajos del carbón, mientras los masones lo hacían con la construcción.
Como organización política y popular utilizaba un simbolismo relacionado con los bosques y los trabajos del carbón, mientras los masones lo hacían con la construcción.
Los carbonarios portugueses colaboraron en la implantación de la República el 5 de octubre de 1910 y una vez conseguido su objetivo principal, desaparecieron.
Feliz domingo a todos, a pesar de que... como decía Anita: "No hay que tener miedo de vivir corriendo detrás de los sueños, hay que tener miedo a quedar parado".
(Fotos Museo del Risorgimento de Turín y Archivo Biblioteca de Évora)
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