Cuando era niño mis profesores marcaban el dos de mayo como un día heroico. Con el paso del tiempo, ya adolescente, cuando pasaba por el arco del cuartel de Monteleón mi imaginación volaba a aquellas escenas que Sorolla reflejó en su cuadro de la efemérides.
Durante la movida madrileña, la plaza se convirtió en el centro de un barrio de cenas, copas y diversión.
Hoy celebramos la fiesta como un añadido al primero de mayo, para convertir el arco en un puente festivo y hacer otra escapada a la playa. Por cierto este fin de semana las peligrosas playas portuguesas dejan cuatro muertos, dos de ellos españoles.
Feliz martes a todos y ánimo que los sevillanos tienen su Feria y a los madrileños nos espera otro puente en este florido mayo.
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